Ayer se hizo un abrazo simbólico en la Facultad de Filosofía y Letras en defensa de la universidad pública. Por primera vez los rectores de todo el país han convocado una marcha para el martes que viene porque no hay una actualización presupuestaria.
El decano de la Facultad, Sergio Robín, explicó a LGPlay que “se agotaron todos los canales de diálogo con el Gobierno (nacional) que se niega a actualizar el presupuesto universitario. Estamos funcionando con un presupuesto para el cual ha pasado ya el tiempo y con un índice inflacionario de más del 200, es absurdo pensar que podemos seguir funcionando con ese mismo presupuesto”
-¿Cómo se hace, entonces? ¿Cómo cierran las cuentas?
-Lo que está ocurriendo ahora es que con los escasos recursos que estamos recibiendo estamos restringiendo muchas cosas… la posibilidad de proveer a nuestras cátedras de material como se ha hecho tradicionalmente; todo el material de librería; el funcionamiento del sistema informático -una cátedra necesita una computadora, impresoras, insumos que son necesarios para ese funcionamiento y se han hecho inalcanzables-, nuestros servicios están restringidos al mínimo. En materia de mantenimiento estamos teniendo muchas dificultades. Tenemos acá una facultad que es enorme y nos está costando mucho sostenerlo además en medio de una de una epidemia de dengue. Ustedes se darán cuenta de que se torna como imprescindible mantener el pasto corto, fumigado proveerles a las cátedras y a los institutos de aberturas que tengan tela mosquitera, que además es carísima. Bueno ese tipo de mantenimiento lo estamos reduciendo al mínimo.
-¿Se llega al segundo semestre?
-Ahora el panorama en este momento es muy ajustado; aún con lo poco que tenemos estamos privilegiando las cosas que son más esenciales, de manera que hasta ahora las pudimos cubrir pero no sabemos por cuánto tiempo. Yo no puedo decirte si en un mes o en dos meses; estamos recibiendo el mismo presupuesto que hace dos años y si eso no se ajusta va a ser imposible sostener el servicio mínimo de la facultad.
-¿Qué les dice los que quizás están pensando en sus palabras que hay un reclamo político a la forma de administrar la educación del Gobierno?
- Acá hay un dato objetivo: si el presupuesto no les alcanza a las universidades para funcionar tienen que cerrar. No hay nada más político que esto, porque tiene que ver con las prioridades que tiene un gobierno respecto de funciones que el Estado no puede renunciar a hacerlas y está en la en la sociedad aceptar que el Estado se desentienda totalmente de la educación o no lo haga. Por lo tanto, yo creo que decir que esta movilización del próximo 23; que todo lo que están haciendo las universidades para visibilizar este problema sea una cuestión de tipo política, me parece que es desviar la discusión a otro terreno. Pero también debo decir que no hay nada más político que esto porque tiene que ver con un derecho, que es el derecho a la educación superior que está consagrado por la ley y que el Estado, fíjense, aún cuando ha cambiado de orientación política en los últimos años, nunca se planteó este tipo de ajuste irracional. Uno tiene que pensar que está destinado a hacer desaparecer la universidad pública como institución.